En esta ocasión quiero comentaros un post de un
bloguero que publica en Globedia, el post se titula “13
consejos para ser feliz”.
Pasare a comentaros mi opinión de cada uno de sus
trece puntos, su opinión la podéis leer directamente en su post.
Según Froggermundo son trece cosas que no hemos de
hacer para conseguir ser felices, veamos que resulta, desgranando una a una,
esas trece cosas que no debemos realizar.
1.-Renuncia
a la culpa.
Se refiere a no culpar al mundo de lo que nos sucede,
sentimos, poseemos o no poseemos.
Recomienda, que seamos responsables nosotros mismos los
dueños de nuestra vida, sin delegarla a los demás.
Completamente de acuerdo con este consejo, si algo
sale mal, nada ganamos buscando culpables, aprovechemos nuestras energías en
buscar soluciones y sacando enseñanzas al problema.
Los únicos dueños de nuestros actos, así como de
nuestra vida, somos nosotros.
2.-Renuncia
a tu necesidad de tener siempre la razón.
Nos muestra que no es tan importante ganar una
disputa, especialmente si los equivocados somos nosotros.
Ciertamente, en muchas ocasiones lo único que
valoramos, en una discursión, es conseguir ganar una batalla (batalla que en
ocasiones perdemos y nos hace convertir amigos en enemigos), en muchas
ocasiones, en lugar de cerrarnos, ponernos rojos y gritar, aun a sabiendas de
tener razón, es mejor mordernos nuestra lengua, escuchar a quien opina
diferente, intentando comprenderlo, en lugar de atacarlo (aunque ese ataque sea
una defensa), solo así ambos, o por lo menos nosotros, podremos razonar, sacar lo mejor de ambas
opiniones, aprender y además evitar la confrontación.
3.-Renuncia
a tu necesidad de control.
Aquí nos cuenta que debemos dejar de controlar todo lo
que sucede a nuestro alrededor.
De este punto he de aprender yo, aunque no me gusta
controlar, controlo a las personas, que están a mi alrededor, que sé que me van
a perder el norte.
Me gusta confiar, no me gusta estar pendiente de todo,
pero hay ocasiones en las cuales dejo libertad de acto, pero vigilando por el
rabillo del ojo, y en estos casos, ciertamente he de reconocer que pierdo
fácilmente la paciencia y los nervios…
Esta bien claro que necesito unos cuantas dosis de
paciencia.
4.-Abandona
tus creencia limitantes.
No tengo creencias limitantes, lo que no se hacer,
puedo aprenderlo, lo difícil se puede trocear e ir avanzando poco a poco.
Quizás, lo que me limita en muchos casos, es la
comodidad o la vagüitis aguda, hay cosas que cuesta menos conseguirlas hechas
por otros que hacerlas por ti mismo.
De hecho, me propuse aprender a tocar la guitarra y no
lo conseguí, intente aprender a tocar el órgano, aun estoy en ello, pero como
que no.
También intente aprender a pintar, no soy un afamado
pintor, ni tampoco es mi propósito, pero siendo un negado para ello, ya
consigo, después de 4 o 5 años de pintar, plasmar lo que yo quiero, con eso me
siento contento.
Siempre he querido escribir un libro, ya lo tengo
escrito y publicado, aunque no exactamente el libro que me gustaría escribir (el
publicado es de recetas de cocina), ahora quiero preparar otro sobre
psicología, y quizás, solo quizás, el que le siga (si llego a ello), será el
libro que realmente quiero publicar, pero con tener publicado mi libro de
recetas, me conformo, por cierto, si alguien lo desea, se titula “Peligro,
Jorbasmar en la cocina”, si lo deseáis cotillear, desde
este enlace podéis comprarlo (es carísimo), pero también podéis bajáros
gratuitamente la versión en PDF, sin duda la mejor opción.
5.-Renuncia
a tu auto-derrotado diálogo interno.
Ciertamente, nuestra mente y la de todos, tiene muchas
zonas erróneas, muchas de ellas generadas por ese automático de llevamos dentro
de ella, que nos obliga a sobre actuar, en lugar de ante una acción o hecho,
soltar lo primero que nos pase por ella, primero pensar, razonar y solo después
hablar o actuar.
6.-Renuncia
a tu resistencia al cambio.
En este punto si que discrepo, si es necesario
cambiar, se ha de cambiar, pero un cambio siempre implica rupturas, mejor una
evolución paulatina, un dejar llevarse por la corriente, sin olvidar por ello
la mirada crítica.
Si vas conduciendo por la carretera, has de seguir el
asfalto, si te pasas un cruce, despacito, buena letra y sigues avanzando, hasta
poder dar la vuelta, o quizás poder seguir una nueva ruta, quizás mejor, quizás
peor, la decisión de regresar al cruce perdido es tuya, puede ser la mejor
opción, o quizás la mejor opción es esa nueva ruta, decídete tu.
7.-Renuncia
a quejarte.
Ciertamente, quejarte solo sirve para sentirte tu mal
(además, mientras gastas tus energías quejándote, gastas unas energías que
podrías consumir buscando soluciones alternativas), pero además de pasarlo mal
con las quejas, incordias a las personas que te rodean, (ellas también tienen
sus problemas y probablemente mayores que los tuyos, pero no te dan la vara a
ti).
Entonces, si con quejarte solo ganas caer mal a los
que te rodean, gastas unas energías que necesitas para buscar soluciones,
piensa una cosa…
¿De que puñetas te sirve quejarte?
8.-Abandona
el lujo de la crítica.
Otro punto que tengo que mejorar, igual que no me
gusta que me critiquen a mi (aunque si me critican tampoco me van a quitar el
sueño por ello), aunque no me considero un criticón, opino que en demasiadas
ocasiones critico, es un tema que realmente puedo mejorar.
Criticando a alguien, se consigue un rato de charla,
pero ofendes al criticado, si la persona a la que le cuentas tu critica es
amiga del criticado, creas asperezas con ella y aunque tengas toda la razón del
mundo con tus críticas, nada obtienes con ellas, mejor cuando una persona no te
interesa, distánciate de ella, y si no quieres o no te interesa distanciarte no
la critiques, pues a la larga se enterara de tus criticas y se distanciara ella
de ti.
Si opinas que tu critica es constructiva, a solas, con
esa persona, con respeto y con tacto, puedes comentarle lo que opinas, si
consideras que con ello puedes ayudarle, pero jamás ir diciendo esto y lo otro
a sus espaldas.
9.-Renuncia
a tu necesidad de impresionar a los demás.
Muy cierto, no hace falta impresionar, si tu lo vales
(y todos tenemos cosas valiosas), es necesario esperar a que los demás nos
valoren.
Nos pueden valorar por nuestra sonrisa, por contar
chistes, por conducir bien, por ser manitas, o por mil cosas mas, pero
ciertamente no necesitamos demostrar al mundo que somos buenos, si el mundo
quiere ya lo vera y si no… ¿qué mas nos da?
Si nosotros nos lo consideramos, no necesitamos que el
mundo nos lo diga.
Con este tema recuerdo el otro días (hace pocos),
estaba con un amigo tomando en una terraza una cerveza.
Tomado esa cerveza paso con el coche un amigo, de mi
amigo (conocido mío), aparco su coche y se sentó con nosotros.
Empezamos a hablar de ir a buscar espárragos al monte.
El recién llegado comento que aun no había, que él fue
a buscar y solo encontró dos, suficientes para hacer una tortilla.
Comente, que poco espárrago me parecía para hacer una
tortilla.
Entonces el recién llegado “creo” se sintió ofendido y
pasó al ataque.
Sinceramente no recuerdo muy bien como, le di muy poca
importancia al ataque y no lo tomé como tal.
Pero mi amigo, como para “defenderme” (imagino), le
soltó que había escrito un libro de cocina…
Pero como el otro ya estaba enfrascado en su batalla
personal, continuó su ataque.
Sinceramente, aunque su ataque no lo valore como tal,
a mi amigo, si me dio la impresión de que se sentía mal (igual son
imaginaciones mías, no lo se).
La cuestión es que un poco agresivamente me explico
como se trocean los espárragos cogidos del monte y se hace una tortilla con
ellos.
Sinceramente, opino que no es malo su sistema, el cual
nos conto, aunque yo compro espárragos de supermercado, no me pego un panzón de
andar por el monte, mi tripón cervecero dice que es malo para el, andar por el
monte buscando cosas, aunque reconozco que son mejores unos productos recién
cogidos que unos que igual llevan semanas en las cámaras y no son silvestres.
Pues en este caso, creo que doy una muestra de
humildad, aprendo una forma que no sabia de cortar los espárragos y evito una
confrontación.
Por cierto, la forma de cortarlos que comento, es cortarlos
doblándolos, y cuando llegas donde no se rompen, se tira lo duro, yo los corto
con el cuchillo e (imagino), que con menos tacto, pero con el cuchillo “noto”
cuando ya están duros.
10.-Renuncia
a las etiquetas.
Realmente este punto si que lo tengo difuso, estoy de
acuerdo en que las etiquetas no me gustan, pero también creo que es una buena
cosa para ordenar las cosas.
Creo que resumiendo, en el tema de las etiquetas, se
deberían colocar solo las mas genéricas y sin olvidar que las etiquetas pueden
quitarse e incluso renombrarse.
Si en nuestro escritorio, tenemos un cajón en el que
solo guardamos diskettes, va siendo hora de meter esos diskettes en una caja y
olvidarlos en algún rincón (o quizás directamente tirarlos a la basura),
etiquetando el cajón con otra cosa mas útil como podrían ser lápices y
elementos de escritorio, por poner un ejemplo.
Los ordenadores actuales ya no llevan lector de
diskette y quizás pronto ya ni tan solo lleven lector de DVD.
11.-Abandona
tus excusas.
Es cierto, de nada sirve decir yo no se hacer esto,
inténtalo aunque te equivoques, si no sabes pregunta, investiga.
Al menos personalmente os puedo contar, que me da un
gran placer cuando realizo cualquier tontería, de la cual no tengo la menor
idea, investigo, aprendo y realizo.
Ciertamente en ocasiones hago cosas y no me salen
bien, pues se vuelven a hacer y listo.
Ya que os he hablado de mi libro de cocina, recuerdo
aun mi primera bechamel, (quizás hace 10 años o mas), me salió negra y termino
en una maceta…
Otro día, intentaba hacer una receta de arroz o pasta,
(ni tan solo recuerdo que era), como no tenía la menor idea de cocinar, seguía
al pie de la letra lo que ponía en la receta, como es obvio que tanto a la
pasta, como al arroz, se le ha de poner agua, quien escribió la receta, lo
omitió o lo olvido, la cuestión es que como no ponía que había que poner agua,
yo no se la puse… mas alimento de macetas y no recuerdo como quedó la cazuela…
Esto no hace mucho que me ocurrió, hice una tarta de
manzana, quedó con buena pinta, pero para mi gusto estaba poco dorada, pues
apague el horno y la deje tostarse un poco mas… pero la olvide, no se si por
despiste o por la confianza de que el horno estaba apagado, pero cuando la
saque era un trozo de carbón…
Seguro, que me han pasado mas aventuras, pero ya vale
con estas…
Entonces queda claro que no se hacer una bechamel, ni
se hacer pasta, ni arroz, los postres se me queman, mejor que en la cocina se
meta mi mujer…
Pues si una cosa sale mal, se empieza de nuevo y no
pasa nada, igual que en estos casos me salió mal, hay muchos mas en los que
salió bien, al principio muchos errores, cuestión de aprender y de suerte
también.
12.-Renuncia
a vivir tu vida a las expectativas de otras personas.
No se puede vivir haciendo lo que los demás piensan
que debemos hacer, debemos escuchar y valorar lo que los demás nos recomiendan,
pero el único que tiene derecho a decidir en nuestra vida, somos nosotros y
ello no es ser egocentrista.
Ser egocentrista, es decir yo quiero que esto sea así,
que se pare el mundo y si molesto a alguien, que se aguante.
Decidir lo que nos conviene, lo que deseamos,
valorando las opiniones de los demás, es el camino correcto para no
estrellarnos, con el primer grano de arena que encontremos en el largo camino
de la vida.
13.-Abandona
el pasado.
En este punto discrepo, el pasado es la simiente del
presente y el fruto del futuro.
No hay que vivir en el pasado, eso es cierto.
Tampoco hay que estar todo el tiempo pensando en el
futuro.
Estamos viviendo el presente, eso es lo real, eso es
lo que tenemos y no volveremos a tener, saboreémoslo.
Es muy cierto que hay que vivir el presente,
utilizando las enseñanzas del pasado y allanando el
camino del futuro, pero jamás hemos de olvidar que el pasado paso ya, ni
tampoco olvidar que el futuro, si llega, puede ser muy distinto a como deseamos
o imaginamos.
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