Como
en el huerto de casa lo único que nace son calabazas, el otro día recolecte la
primera de un par de kilos, pero aun había que dejarla madurar mas.
Pues
aunque la combinación de pasta y calabaza no parece pegar mucho ha salido algo
de agradable sabor, que se puede preparar el día de antes y después simplemente
gratinarlo.
Habitualmente
los sofritos son tomate, cebolla y ajo (para mi gusto es insuperable), pero
como en la variedad esta el gusto, mejor experimentar con otros
acompañamientos.
En
esta ocasión he intentado ser muy tacaño con los ingredientes para que salga
comida solo para dos comensales, no lo he conseguido, ha salido para tres.
Ingredientes
(3 personas):
3
puñaditos chiquitines de espirales de pasta de colorines
2
rodajas de calabaza
½
cebolla
1
guindilla
1
paquete de taquitos de bacón (lo encontrareis en cualquier supermercado)
5
ajos
Queso
rallado
Jengibre
fresco
Nuez
moscada
Perejil
1
pastilla de concentrado de carne
Aceite
de oliva
Preparación:
Para
realizar esta receta necesitaremos en primer lugar, cocer los espirales de
colorines, para ello, los sumergiremos en agua hirviendo a la que habremos
colocado un chorrito de aceite y una pastilla de concentrado de caldo de carne.
Cuando
la pasta este al dente, la dejamos escurrir.
Mientras
se nos cuece la pasta podemos preparar nuestro sofrito.
Pelamos
y troceamos la cebolla, la guindilla (la guindilla en trozos grandes por si el
comensal prefiere separarla), también pelaremos y filetearemos los ajos.
Introduciremos
la cebolla, la guindilla y los ajos en una sartén con un poco de aceite y
sofreiremos hasta que este todo tierno.
Ahora
introduciremos el bacón y le damos unas vueltas más.
Ahora
bajamos el fuego y añadimos la calabaza, que habremos quitado la corteza y sus
semillas, cortándola a cuadraditos.
Dejamos
cocerse a fuego lento en su propio jugo, si vemos que se nos seca podemos
añadirle un poco de agua (en mi caso no fue necesaria).
En
una bandeja apta para horno colocaremos un chorrito de aceite y sobre el aceite
colocaremos los espirales ya escurridos.
Cuando
este la calabaza tierna, volcamos el contenido de la sartén sobre los
espirales.
Ahora
sobre el sofrito rallaremos jengibre fresco, colocaremos el perejil picado y la
nuez moscada.
Cubrimos
de abundante queso rallado y gratinamos a 180 grados unos 10 minutos o hasta
que el gratinado tenga el color que nosotros deseemos.
La
idea de esta receta la he sacado de esta del Canal Cocina, publicada por
Ainhoa-s “Tallarines
con calabaza”.
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