viernes, 25 de octubre de 2013

India, mujeres muertas en vida


En este artículo viajaremos a un lejano país, la India.

La india es séptimo país más grande del mundo, con una extensión de 3.187.595 de kilómetros cuadrados,  está situado en Asia, limitan sus fronteras con Pakistán, China, Nepal, Bután, Bangladés y Birmania.

Nueva Delhi es su capital, su ciudad más poblada es Bombay.

Se independizo de Reino Unido el 15 de agosto de 1.947.

Aunque sobre la India podríamos escribir varios libros, hablando de sus culturas, religiones, historia, hoy no os quiero escribir sobre la India, simplemente quiero dedicar este humilde espacio a las mujeres viudas indias.

A todos nos sonara el Taj Mahal (una de las siete maravillas del mundo), el cual comenzó a construirse en el año 1.631, cuya construcción se termino en el año 1.654 en la ciudad de Agra, por deseo del emperador Shah Jahan, el cual se construyo para honrar a la esposa favorita de este, Mumtaz Mahal, al fallecer durante el parto de su decimocuarta hija.

A unos 70 kilómetros del Taj Mahal, existe un tenebroso lugar, Vrindaban, lugar donde viven afinadas entre 20.000 y 40.000 viudas, con el pelo rapado y atavidas con sus satis, viviendo de las limosnas de los visitantes…

Empezaremos por conocer la tradición satí (en el hinduismo, satí consiste en el rito de que cuando una mujer se queda viuda, es quemada viva en la pira, donde también es quemado el cuerpo sin vida de su esposo).

Esta tradición proviene de la mitología hindú, donde Satí fue la hija de Daksha, cuando Daksha insultó a su marido el dios Shiva, ella se prendió fuego a sí misma.

Para la cultura hindú, la mujer no tiene el más mínimo valor fuera del matrimonio.

La palabra satí significa piadosa.

En la mayoría de los casos el acto satí era voluntario, aunque actualmente se debate si la presión social era la consecuencia de esa voluntariedad de inmolarse junto con el difunto marido.

En algún caso se ha evitado la inmolación de la viuda sujetándola sus parientes.

Las formas habituales de inmolarse estas mujeres eran varias, desde sentarse o tumbarse junto a su difunto esposo, meterse en la pira cuando esta estaba ardiendo o incluso, encender ella misma la pira.

También existen representaciones gráficas, donde la viuda era forzada a la muerte, mostrando a la viuda atada en la pira aun sin encender, también hay versiones que cuentan que la viuda estaba drogada y casos en que hombres con palos impedían huir a la viuda…

Esta práctica, actualmente esta abolida en la India, pero con ello no basta y es necesario cambiar muchas cosas aún.

En la india, si se muere la esposa, el marido puede volverse a casar.

En cambio para las mujeres indias, es prácticamente imposible que puedan volverse a casar, especialmente si tienen hijos y si con esto no basta le son arrebatadas todas sus propiedades y derechos.

Son rechazadas socialmente, se visten con saris blancos (una especie de sencillo vestido blanco, color del luto indio, sin coserse), les rapan el pelo y les colocan la señal de la ceniza en la frente, quedando despojadas de todo estatus social, sin con esto no basta, su sola presencia se considera un mal augurio.

Estas mujeres desprovistas de derechos y posesiones, repudiadas hasta por su familia su única esperanza en la vida consiste en esperar la muerte.

Una escritura sagrada, el Código de Manu, nos dice que una mujer no será nunca independiente, la viuda debe sufrir mucho antes de morir, debe ser pura en cuerpo, pensamiento y alma.

También las escrituras dan tres “estupendas” opciones a las viudas…

-Casarse con el hermano más joven del marido.

-Quemarse con el marido muerto.

-Llevar una vida de abnegación.

La legislación india dice que cada viuda ha de recibir del estado unas 1.500 rupias, ley que la mayoría de las viudas desconoce y que el 95% de ellas jamás llega a cobrar, además las viudas tienen legalmente todos los derechos sobre las posesiones de los maridos, pero o no lo saben o no se atreven a reclamarlos.


Se calcula que en la India hay unos 40.000.000 millones de mujeres viudas, prácticamente muertas en vida, las cuales en su inmensa mayoría sobreviven de la mendicidad.

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