Como podéis observar, últimamente me está
dando por realizar bastantes cenas de una cocina que podríamos denominarla “de
autor,” aunque combinando varias comidas en un mismo plato, pero basándome más
que en comida de autor (que con todos mis respetos, es comida para paladares
diferentes a los míos), mezclando diferentes ingredientes en un mismo plato.
Realmente este plato, para realizarlo para dos
personas es complejísimo, pero si cuando cocinamos, cocinamos de más y vamos
guardando sobras, este plato se hace en un plis plas y además, fácilmente se
pueden alterar los ingredientes sin problema alguno.
Además este tipo de plato puede comerse tanto
frio como templado, aunque las meiras (bacaladillas) las recomiendo recién
hechas, como mínimo calentitas, pero frías también están ricas y además es un
pescado de paladar suave, algo soso y muy barato.
Ingredientes (2 personas):
½ kg de
meiras (bacaladillas)
½ kg de
tomate triturado
8 g de
agar agar (gelatina vegetal)
4
pencas de apio
3
huevos
Harina
Queso
de untar
½
calabacín
1
cucharadita de azúcar
Pimienta
Sal
Aceitunas
verdes y negras (para decorar)
Perejil
fresco
Nota:
tanto de meiras, como de tomate, os sobraran bastantes, pero se pueden guardar
para futuras recetas, y el tomate se puede congelar para dar toques muy
especiales en otras recetas.
Preparación:
En primer lugar coceremos el apio hasta que
este tierno (puede ser cardo, pencas de acelga…) y cortamos 4 trocitos de una o
dos de sus hojas de la parte dura, como siempre os aconsejo cocer muchas más,
en este caso yo las tenía cocidas sobrantes de otra receta.
Dejamos enfriar, escurrimos y reservamos.
Ahora atacaremos el tomate, lo más
espectacular de nuestro plato.
Volcamos medio kilo de tomate triturado en una
cazuela (yo lo usé de lata), le colocamos la cucharadita de azúcar, para matar
el posible ácido, sal y pimienta al gusto.
Ponemos a calentar al fuego y una vez caliente
agregamos el agar agar, removiendo constantemente un par de minutos.
Colocamos el tomate en moldes de silicona, del
formato que más nos guste, previamente aceitados con aceite de oliva (yo utilice
aceite en spray pero también vale un pincel de cocina, o simplemente la
aceitera de toda la vida).
Dejamos enfriar y guardamos en el frigorífico,
(nos saldrán un montón), una vez solidificados, podemos desmoldar los que nos
sobren y guardarlos en el congelador para futuras recetas.
Cortamos el calabacín a filetes (en mi caso
cuadrados) y lo dejamos sudar espolvoreado con sal sobre papel de cocina.
Ahora toca pelearse con el pescado, se puede
pedir a nuestro pescadero que nos lo filetee, quitando tripas, cabeza y
espinas, así nos ahorraremos buena parte del trabajo.
Separamos los filetes del pescado, sin olvidar
eliminar las aletas que darían un toke desagradable y enharinamos en harina y
sal cada uno de los filetes.
Enroscamos cada filete sobre sí mismo, tomado
forma de caracola, como veis en la foto y lo aguantamos con un palillo.
Calentamos abundante aceite en una sartén.
Batimos los huevos en un recipiente.
Vamos pasando los lomos de meira, previamente
enharinados por el huevo y los freímos poco a poco, por (por tandas) en el
aceite.
Cuando terminemos con las meiras, pasamos por
la harina y el huevo el calabacín.
Lo freímos en el mismo aceite de freír el
pescado, que al fin y al cabo el calabacín será acompañamiento del pescado,
aunque los más delicados de paladar podéis poner aceite limpio para el
calabacín.
También podéis freír primero el calabacín y
después las meiras.
Rellenamos el apio de queso de untar, lo
decoramos con perejil fresco picado.
Ya solo os falta montar el plato a vuestro
gusto.
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