Para entrar un poco en materia,
tendremos que suponer que “la Atlántida”
existió, puesto que si la Atlántida no existió, difícilmente pudo existir su
religión.
Según Richard Freund, profesor de
la Universidad de Hartford (EEUU), afirma que la Atlántida podría encontrarse
en Doñana (España), a causa de un tsunami que la empujó hasta ese lugar.
Entre los años 2.009 y 2.010, fue
investigada la zona, con una mezcla de cartografia digital y radar de
profundidad, donde fueron encontradas estructuras similares a las descritas en
los “Diálogos” de Platón.
Platón, nos cuenta que la
Atlántida, estaba rodeada por el océano Atlántico por todos sus lados, siendo
sus habitantes, mucho más adelantados científicamente que el resto de culturas.
El cataclismo, que provoco el
hundimiento de la Atlántida, evito una colonización de otros pueblos por parte
de los atlantes, que ya había comenzado.
Los supervivientes de la
Atlántida, tuvieron que ser cautelosos con sus conocimientos y no difundir sus
creencias religiosas, ni sus conocimientos científicos, entre el resto de
humanos, ya que estos conocimientos y creencias, no encajaban con las de los
demás pueblos.
El conocimiento secreto, de la
desaparecida Atlántida, es conocido como “sobre-arqueado.”
El secreto de los Misterios de
los atlantes, eran guardados herméticamente, exigiendo rigurosas iniciaciones,
a quienes eran invitados a participar de ellos.
Los atlantes, opinaban que era
mejor matar a un traidor, que perecer todos en alguna emboscada.
Thales, Pitágoras y Platón,
recopilaron todos los datos que pudieron encontrar sobre la Atlántida,
posteriormente Francis Bacon, volvió a intentarlo.
Bacon que tuvo acceso a la “Biblioteca
del Papa,” lugar donde pudo acceder a muy antiguos documentos, intento
resucitar los Misterios de los atlantes, considerándose a Bacon y Pitágoras,
las dos figuras más importantes de la “masonería.”
Platón, fue el primero en
hablarnos de la religión atlante, la cual parece estar relacionada con los
egipcios, aztecas y cataros.
El cristianismo y el judaísmo,
parecen estar basados en una adaptación de la religión atlante, la cual fue una
religión monoteísta, cuyo dios era el Sol.
El Jardín del Edén, de donde
fuimos expulsados, por una espada encendida, podría ser un lugar terrenal,
situado entre los Pilares de Hércules, que fue destruido por el efecto de los
volcanes.
La leyenda del Diluvio, podría
ser el hundimiento de la Antártida, cubriendo sus tierras de agua.
El culto al Sol, está presente
tanto en el ritualismo, como el ceremonialismo, tanto en la cristiandad como en
el paganismo.
Tanto la cruz, como la serpiente,
fueron emblemas atlantes, que representaban la sabiduría divina.
Algunos chamanes de los indios
americanos, cuentan que hombres vestidos con plumas de pájaros, surgieron de
las aguas, instruyéndolos en las artes y la artesanía.
Una leyenda de los caldeos, nos
habla de Oannes, un ser con parte anfibia que surgió del mar, enseñando a los
pueblos a leer y escribir, a cultivar la tierra, el uso de hierbas para curar,
estudiar las estrellas, formar gobiernos racionales e incluso formarlos en los
sagrados misterios.
Los mayas nos hablan de
Quetzalcoatl, un dios salvador, que surgió de las aguas para instruirlos,
regresando posteriormente al mar, en una balsa mágica de serpientes, escapando
de la ira de Tezcatlipoca.
Algunos, afirman que todos estos
dioses podrían ser atlantes, que donde aparecían contraían pirámides y templos,
basados en la Ciudad de las Puertas Doradas, así se podrían explicar los
orígenes de las pirámides de Egipto, México y Centroamérica, también podrían
explicarse los montículos de Normandía y Bretaña.
Al parecer, dentro de la luz
solar, se esconde un extraño poder secreto, el cual utilizado por los iniciados,
les permitía realizar los milagros más sorprendentes.
También Platón, en “Critias,” nos
describió un valioso metal, que no era una aleación, puesto que se extraía
directamente de diversos lugares de la isla,
que era utilizado en la Atlántida, el orichalcum (palabra derivada del
griego que significa “cobre de montaña”), también se cree que era una aleación
de zinc, carbón y cobre, otros arqueólogos afirman, que simplemente era ámbar.
Platón, nos contó que el
orichalcum era usado, para rendir culto a los dioses de la antigua Grecia, para
fabricar monedas en el siglo VI antes de Cristo, así como también para cubrir
el templo de Poseidón.
Cerca del golfo de Gela (Sicilia),
fue hallado un barco hundido hace 2.600 años, donde se encontraron 39 lingotes,
los cuales se cree que son de orichalcum, una vez estos analizados, su
composición era de cobre, zinc, níquel, plomo y hierro.
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