En esta ocasión, os presento una planta herbácea silvestre,
actualmente muy utilizada gastronómicamente en crudo, la valerianella locusta o
valerianella olitoria, más conocida como canónigos.
Los canónigos también son conocidos bajo el nombre de
lechuga de campo o hierba de gato.
Su nombre de canónigos, proviene de que se solían cultivar
en los monasterios, los clérigos consumían los canónigos, para aquietar su
ansiedad sexual, aprovechando las propiedades relajantes de los canónigos, aunque
con el paso del tiempo fue perdiendo valor, actualmente son muy apreciados en
la cocina, por su sabor y sus cualidades nutritivas.
Se trata de una planta que su altura oscila entre 7 y 40
centímetros de altura, sus hojas poseen un brillante color verde grisáceo y
adquieren forma de roseta, formando pequeños ramilletes, florece entre mayo y
julio, mostrándonos unas flores blancas o azuladas, cuyo fruto se denomina
aquenio, cuyas semillas se dispersan por gravedad, caen al suelo y se propagan
alrededor de la planta madre.
Su área de distribución natural, es toda la Europa templada,
Asia Menor y el Cáucaso.
Actualmente se cultivan en Europa, principalmente en Italia,
Francia y Alemania, siendo poco
consumida fuera de Europa.
Los canónigos nos aportan betacaroteno (pigmentos vegetales
precursores de la vitamina A), vitamina C y ácido fólico (vitamina B9 y ayuda a
fabricar células nuevas), vitamina B6, vitamina E y ácidos grasos Omega-3,
posee también yodo, hierro, potasio y fósforo, además de poseer muy pocas
calorías.
Los canónigos poseen propiedades antiescorbúticas (evita
gracias a su vitamina C el escorbuto), depurativas y relajantes.
Lo ideal, es consumir el canónigo en crudo, para aprovechar
su frescura y sabor, especialmente en ensaladas, aunque también se puede
consumir en deliciosas cremas y sopas, también se utilizan para espolvorear las
pizzas junto con el queso parmesano.
Su sabor siendo delicado, es ligeramente ácido, recuerda al
sabor de las nueces.
El problemas de los canónigos, es su conservación, que para
aprovechar su frescura, lo ideal sería consumirlos 1 día o 2, después de su
compra como máximo.
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