Alrededor del año 280 antes de
Cristo la medicina romana era influida por los etruscos, estos conocían las
plantas medicinales y la medicina era practicada por sacerdotes.
Cuando Roma conquistó Grecia, la
dominó militarmente, pero Grecia conquistó a Roma con su cultura, adoptando los
romanos la ciencia y el arte griegos.
En el año 295 antes de Cristo, fue
introducido en Roma el Dios Esculapio, enviado en forma de serpiente desde el
templo de Epidauro, siendo para todo el Imperio Romano el Dios de la medicina.
Febris, fue la Diosa de la Malaria
de los Pantanos.
Scabies, la Diosa de la Sarna.
Angura, se encargaba de los dolores
de garganta.
Mefitis, era la Diosa de la
fetidez.
Mena, la diosa de la menstruación.
Partula, estaba relacionada con el
cordón umbilical.
Salus, era la Diosa de la salud.
Todas estos Dioses y otros más, que
los romanos poseían fueron olvidados poco a poco a partir del año 219 antes de
Cristo, influenciados los romanos por los conocimientos de los médicos griegos.
Poco a poco llegaron a Roma gran cantidad
de médicos griegos tales como Carnifex, un experto cirujano.
También llegó a Roma, Asclepiades
de Bitinia que junto con su discípulo Temison, fundó la Escuela Metódica y la
Doctrina Metódica, la cual afirma que el cuerpo está compuesto por átomos separados
por iones y que cuando se altera el equilibrio entre los átomos aparece la
enfermedad.
Se cree que Asclepiades inventó la
traqueotomía, dividió las enfermedades en crónicas y agudas, basando la
curación en la dieta, los masajes, el baño, el vino y la música.
Los médicos tanto romanos como
griegos, ambos formados por la escuela griega, fueron ganándose la confianza de
los romanos convirtiendo la medicina en una profesión digna y respetada.
Grandes médicos fueron Ciceron,
Demóstenes, Plutarco, Themison de Laodisea, Sorano de Efeso, etc.
Arquigenes, filósofo, matemático y
médico escribo su libro “De las enfermedades de la Mujer”.
Dioscorides, medico botánico
militar, describió las propiedades de muchas plantas.
En el año 46 antes de Cristo, Julio
César proclamo el decreto “Medicini Liberti Manumitidis” otorgando la libertad,
así como la ciudadanía romana a todos los médicos que ejercían en el Imperio
Romano.
A Plinio y Celso debemos que se
escribiera una de las más importantes enciclopedias de la medicina clásica
latina “De Remedica”, la cual estaba dividida en Dietética, Farmacéutica y Cirugía.
Aulio Cornelio Celso escribió “De
Artibus”, escribiendo la historia de la medicina, desde los recuerdos de los
conocimientos de los pueblos de la antigüedad hasta la medicina Hipocrática y
Alejandrina, afirmando que el arte de curar debe apoyarse en causas
científicas, basadas en causas manifiestas, ignorando las causas ocultas.
Plinio el Viejo escribió en 37
volúmenes unas de las primeras enciclopedias de la humanidad “Historia
Naturalis”.
Cayo Plinio Segundo (Plinio El
Viejo), escribió su Historia Mundi, que trata sobre Zoología, Botánica, las
razas humanas, anatomía, fisiología, farmacología, enfermedades y tratamientos
mágicos y racionales, dedicando 13 volúmenes a las drogas.
Antyllos, fue un importante
cirujano que describió las técnicas quirúrgicas más delicadas, como la cirugía
de los abscesos, fistulas, fimosis, hipospadia, cataratas… también escribió
sobre dietética y balneoterapia.
Sorano de Efeso escribió un
completo tratado sobre las enfermedades de la mujer, perteneció a la Escuela
Metódica y escribió la biografía de Hipócrates.
Plauto y Terencio escribieron sobre
obstetricia (parto y el embarazo).
Virgilio sobre la peste de Atenas.
Catulo y Tibulo escribieron sobre los
vicios sexuales, enfermedades venéreas, afrodisiacos y cosméticos.
Suetonio, público sobre los
trastornos mentales.
Salfe de Lemos, escribo sobre las
enfermedades de los ojos.
Metrodora, sobre el útero, riñones
y estómago.
Un tratado muy valorado fue el
escrito por Hildegarda de Bingen el “Libro de Medicina Básica”.
El estudio de la medicina se regulo
a través del Colegium Acaiatri, que exigía que los estudiantes aprendieran
junto a la cama del paciente.
Los romanos poseían gran cantidad
de instrumentación quirúrgica, la cual les permitía la ligadura de vasos,
operaciones diversas y la esponja soporífera de mandrágora.
La esponja soporífera de mandrágora,
era una especie de la actual anestesia, que consistía en impregnar una esponja
con una mezcla de opio, beleño, mandrágora y otras sustancias.
Cuando llega a Roma Claudio Galeno,
nacido en Pergamo, habiendo estudiado durante 10 años en las mejores escuelas
de medicina, incluida Alejandría, explicando la circulación de la sangre, afirmando
que los músculos son controlados por la médula espinal y describió 7 de los 10
pares craneales.
Galeno nos dejo uno de los mayores
legados, en sus abundantes escritos tales como: “Del Optimo Médico y del Optimo
Filósofo”, “De los elementos según Hipócrates”. “De las preparaciones
anatómicas”, “De la disección de venas y arterias”, “Del movimiento de los
músculos”, “De las enseñanzas de Hipócrates y Platón”, “De las regiones
enfermas”, “Del uso de las partes del cuerpo humano”, “Del arte médico”, “Del método
de medicar”, “De Simplicium Medicamentorum Temperamentis et Facultatiuis”.
La medicina militar fue muy
importante y eficiente teniendo cada Legión su Valetudinaria.
Otra cosa que cabe destacar fue la
higiene pública, creando acueductos y alcantarillado en los pueblos
conquistados.
Este artículo está basado en la
publicación de Dr. Jorge Cárdenas Arévalo “La
Maravillosa Historia de la Medicina”.
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