Hacía semanas que tenía perdida una dorada en el congelador
(de una oferta que comprabas dos y te regalaban una), y como el pescado no es
muy querido por mi paladar, estaba la pobre pasando frío en el congelador y
decidí meterla en el horno para que no pasara más frío.
Ingredientes (2
personas):
1 dorada
3 patatas pequeñas
1 tomate
4 tranchetes de queso
Aceite de oliva
Azúcar
Sal
Preparación:
La noche anterior introducimos la dorada en la nevera para
que se nos descongele lentamente.
Pelamos las patatas, las cortamos a rodajas de 1 cm de
grosor, las introducimos en la freidora a muy baja temperatura hasta que se
queden tiernas, dejamos escurrir.
Aceitamos dos bandejitas de barro, las cuales utilizaremos
para servir la dorada.
Cubrimos el fondo de ambas bandejitas con las lonchas de
patata, sazonamos.
Cortamos el tomate con un cuchillo muy afilado a lonchas
finitas y cubrimos las patatas con las lonchas de tomate.
Aderezamos el tomate con unos granitos de azúcar (para
eliminar el ácido) y sal.
Cubrimos el tomate con los tranchetes de queso.
Fileteamos la dorada, le quitamos las espinas que le resten
(esa tarea os la pueden realizar en la pescadería cuando compráis la dorada
fresca), colocamos la dorada sobre el queso, previamente sazonada, con la parte
de la piel hacia arriba (así se mezclara con el sabor del queso y quedará más
jugosa.
Horneamos a partir de horno frío a 160º unos 40 minutos,
hacerlo por tandas de 15-20 minutos para controlar el punto de cocción, que
depende mucho del tipo de horno que utilicéis.
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