Realmente, ayer pensaba filetear una pechuga de pollo y rebozarla en huevo y harina, pero como vi en la nevera media cebolla y tenía dos manzanas un poco feas, opte por cambiar el menú.
Ingredientes (2
personas):
1 pechuga de pollo
con hueso (puede ser sin hueso)
2 manzanas
1 lata de tomate
triturado de 1 Kg (sobrara, pero las sobras las congelamos para futuras
recetas)
1 vaso de vino blanco
seco
1 pastilla de
concentrado de carne
½ cebolla
Orégano al gusto
1 cucharadita de
azúcar (para quitar el ácido del tomate)
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Colocamos un generoso chorro de aceite en una sartén y lo calentamos a fuego medio.
Mientras se nos calienta el aceite, troceamos la cebolla y el pollo (podemos pedir a nuestro carnicero que nos trocee la pechuga a daditos).
Colocamos la cebolla en la sartén, sazonamos (sin abusar, recordad que después añadiremos una pastilla de concentrado de carne) y le damos unas vueltas hasta que comience a estar transparente, añadimos el pollo troceado.
Sellamos el pollo, dándole unas vueltas, junto la cebolla, hasta que el pollo se nos dore.
Añadimos el vino y damos unas vueltas para que se mezclen todos los ingredientes.
Añadimos la lata de tomate, volvemos a mezclar y rectificamos el punto de sal, añadimos también el azúcar.
Bajamos el fuego a la mitad y tapamos hasta que la salsa espese, unos 20 minutos.
Pelamos y cortamos a daditos las manzanas, las añadimos a la sartén y dejamos cocinarse unos 10 minutos más a fuego bajo o hasta que la manzana se ponga tierna.
Servir y comer.
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