En este articulo, os contare la
historia de Olaf Jansen, una historia muy interesante contada por Willis George,
en su novela publicada en el año 1.908 “El ahumado Dios, o un viaje al interior
de la Tierra” que según su autor, la historia es verdadera.
Para introducirnos en esta historia,
mejor que conozcamos la “supuesta” existencia de una civilización escondida en
las entrañas de la Tierra, bajo nuestros pies… esta civilización es conocida
bajo el nombre de Agharta.
Olaf Jansen nació en Uleaborg, una
pequeña ciudad marinera rusa, un 27 de octubre de 1.811, aunque su nacionalidad
es noruega.
Olaf Jansen, desde los 14 años
acostumbraba a acompañar a su padre Jens Jansen, en sus viajes de pesca, hasta
que a sus 19 años realizó su último y extraordinario viaje junto con su padre.
Jens y Olaf, zarparon con su sloop
de pesca (consiste en un barco de vela con aparejo proa-popa y un único palo)
el día 3 de abril de 1.829, llegando a la ciudad de Christiansand, donde ambos
descansan dos días para después nuevamente zarpar con dirección a las Islas
Lofoden.
Más tarde hicieron escala en
Hammerfest, descansando una semana y cargando suministros de provisiones y agua,
para después continuar viaje hacia Spitzbergen.
Jens y Olaf llegan a Spitzbergen el
23 de junio de 1.829 y anclan en Wijade Bay.
Aprovechando un fuerte viento que
soplaba desde el sudoeste, Jens decidió aprovecharlo y navegar hacia Franz
Josef Land, para junto con la pesca, llenar las bodegas de colmillos de marfil,
que eran muy apreciados en Estocolmo.
Tras esto, navegando ambos, se
vieron envueltos en una gran tormenta de nieve, viento y niebla, que estuvo a
punto de hundir el barco en el cual navegaban.
Curiosamente al terminar la
tormenta, llego la calma, pero con la tormenta también desaparecieron los
iceberg…
También descubrieron que los
barriles de agua que tenían en la bodega estaban vacios, lo cual les hizo
entrar una gran sed, así como también comprendieron que tenían un serio
problema.
Para olvidar la sed, subieron
comida y un vaso vacio de la bodega, llenaron el vaso de agua de mar y
curiosamente esa agua no estaba salada…
Ambos llenaron rápidamente los dos
barriles de esta agua dulce, creyendo que el agua dulce era una gracia de los
dioses Odín y Thor.
Tras esto su brújula comenzó a
reaccionar extrañamente…
Cuando uno de los barriles de agua
se agoto, fueron a rellenarlo… pero el agua del mar volvía a ser salada.
El padre de Olaf un día muestra a
este en el horizonte un nuevo Sol, comentado a su hijo que ha leído sobre esos
falsos soles, los cuales son espejismos que pronto desaparecen, pero este
“falso” Sol, no desapareció…
Poco tiempo después de esto el
padre de Olaf despertó a este diciendo que había tierra a la vista…
La brújula de nuevo parecía
funcionar de nuevo correctamente…
Desembarcaron en una playa donde recolectaron
frutos secos, que les sentaron muy bien a su aburrida dieta.
Navegando por el río, observaron un
enorme barco de enormes dimensiones y de diferente construcción a la que ambos
conocían.
En el barco un gran coro cantaba y
tocaban una música similar a la producida por las arpas.
El gran barco se detuvo, bajaron un
bote y 6 hombres de gran estatura, se acercaron al sloop de pesca, hablando en
un extraño idioma.
Tanto Olaf como su padre
acompañaron a esos hombres a su barco y poco después estos hombres, recogieron
el sloop de pesca, sacándolo del agua con un extraño gancho y unos aparejos.
En este gran braco habían varios
cientos de personas, la nave se llamaba “El Naz” que mas tarde ambos (padre e
hijo), se enteraron que significaba “placer” o mas correctamente traducido
“Excursión de placer”.
Los motores de este gran barco eran
silenciosos y a la vez muy potentes.
Este gran barco por las noches
estaba iluminado por algo similar a lo que ahora conocemos por electricidad,
pero en otoño del año 1.829, ni Olaf, ni su padre conocían la electricidad.
El barco se detuvo durante dos días
en la ciudad de Jehú (ciudad portuaria), que Jens pensó que estaría situada
bajo Estocolmo o Londres, la ocupación de sus habitantes parecía ser la
agricultura.
El oro era muy abundante, tanto en
el barco como en la ciudad de Jehú, las cúpulas de los edificios públicos eran de
oro, los acabados de los templos de la música estaban repletos de oro, puertas
y mesas estaban recubiertas de láminas de oro.
La vegetación, como los productos
de la tierra eran tan grandes como los habitantes de esta nueva tierra… para
poner un ejemplo, las uvas eran del tamaño de una naranja, también habían
grandes manadas de ganado.
Olaf y su padre vivieron en Jehú
durante todo un año, teniendo como instructores a Jules Galdea y su mujer,
tiempo en el cual ambos aprendieron bastante bien el lenguaje de estos grandes
seres.
Pasado este tiempo a Jehú llego un
enviado del gobernante de una ciudad llamada Eden, que durante dos días estuvo
preguntando a Olaf y su padre por el lugar de donde procedían, quienes vivían
en donde vivían, como vivían, sus creencias religiosas y muchas más cosas.
El sol raro del que hablamos más
arriba es llamado “El Dios del Humo” que parece ser que está suspendido en el
centro de la Tierra, mantenido en su lugar, se supone, que por las leyes de la
gravitación.
Más tarde Olaf descubrió que el
idioma de estas gentes es muy similar al sanscrito.
Tanto Olaf como su padre, fueron
llevados a la ciudad de Edén, en un artilugio supuestamente eléctrico y
silencioso, desconocido por ellos, que corría por un carril a muy elevada
velocidad, al parecer utilizando sistemas antigravitatorios.
Ambos fueros fueron llevados a una
lujosa sala y fueron recibidos por el Sumo Sacerdote.
De la cuidad de Eden parten cuatro
ríos, los nombres de estos ríos son Éufrates, Pisón, Guijón y Tigris, los
cuales salen de una misma fuente en direcciones opuestas, fuente que los
lugareños denominan “Ombligo de la Tierra”.
Tras una larga charla con el Sumo
Sacerdote, este les pregunto a Olaf y su padre si deseaban permanecer en este
lugar o regresar a su hogar, en el exterior de la Tierra.
Ambos pidieron conocer el mejor el
lugar, pero con la idea de regresar, a lo que el Sumo Sacerdote les advirtió
que el regreso, una vez abandonada, sería tan peligroso con el viaje de ida.
Después de un recorrido por
diversas ciudades, Olaf y su padre regresaron a la ciudad de Jehú, donde les
esperaba el barco que los recogió, llevando su pequeño barco de pesca, llevando
a ambos, junto con su embarcación a la desembocadura del río Tigris donde ambos
fueron recogidos.
Al salir e intentar regresar, los
vientos no eran propicios por lo cual el padre de Olaf decidió cambiar el rumbo
y en lugar de navegar hacia el norte, navegar hacia el sur, regresando a la
Tierra Hueca, llegando a la ciudad de Delfi, donde descansaron dos días y
fueron recibidos hospitalariamente por sus habitantes.
Partieron de nuevo, navegando por
un estrecho canal hasta llegar a una playa, donde descansaron.
Al partir de nuevo, al poco tiempo
avistaron unas aves conocidas, pingüinos.
Tras navegar unos cien días o más,
avistaron el Sol por la abertura de la Tierra Hueca y pocos días después
empezaron a ver los icebergs…
Como lo interesante del relato para
este artículo considero que es la llegada y la estancia en la Tierra Hueca, no
os contare su viaje de retorno, ni lo que ocurrió cuando Olaf llego a su casa,
que también es interesante, pero quien lo desee, puede leer la historia
completa en el siguiente enlace.
Hasta aquí tenemos la historia de
una visita a la Tierra Hueca, si es realidad o ficción, lo dejo a la opinión
del lector.
Pero también os recuerdo que en
Google Maps donde supuestamente están los agujeros de los polos… estos están
borrados…
Los aviones, generalmente vuelan en
línea recta, pero “curiosamente” no tienen permitido sobrevolar los polos…
William Reed tras leer el libro “El
Dios que Humea” lanzo una teoría sobre la región polar, la cual afirma que en
los polos existen esas aberturas, ahora algunos afirman que esas aberturas
existen en todos los planetas.
Un dato muy curioso… en la región
de Bereskova, en el año 1.902, apareció un mamut congelado, envuelto en hielo,
flotando cerca de las islas Aleutianas, afirmando los científicos que lo
investigaron que el proceso de descomposición, a esas temperaturas no demasiado
frías debería haber continuado, afirmando que el mamut no debería tener más de
uno o dos siglos.
También a partir del año 1.920,
Marshall B. Gardner ideó nuevas teorías para completar las teorías de William
Reed y se preguntaba que si las nieves de color que caen en zonas árticas, no
serian producidas por el polen de las plantas de la Tierra Hueca…
Marshall B. Gardner, también cree
que en el casquete polar de Marte, el
“hielo” que le da su color blancuzco, son nubes y cuando este casquete
blanquecino se desvanece, es porque las nubes entran en el Marte Hueco.
También unos soviéticos, cuyo
nombre no ha sido desvelado, afirman que los polos magnéticos no son un punto,
si no una línea circular perfecta…
También en el año 1.909, el Dr.
Frederick Cook fue considerado el conquistador del Polo Norte el 21 de abril de
1.909… pero el vicealmirante Robert E. Peary, declaró que el 6 de abril planto
una bandera norteamericana en el Polo Norte, por lo cual debió encontrarse la
bandera de Peary… como no hay testigos nos quedamos con la duda.
Para mayor información os remito a
la Biblioteca Pleyades en su artículo “¿Gran
descubrimiento o increíble demencia?”
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