En este artículo, conoceremos a una comunidad del siglo II antes de
Cristo, los saduceos o zadokitas, descendientes del Sumo Sacerdote Sadoq (época
de Salomón), siendo el significado de la palabra sadoq justicia o rectitud.
Flavio Josefo, historiador judío fariseo es quien más información nos
ha legado sobre los saduceos, afirmando que eran belicosos, ricos y poderosos,
aunque groseros en sus interacciones sociales.
Josefo, nos cuenta pocas cosas sobre el origen de los saduceos, solo
nos dice que las tres sectas (fariseos, esenios y
saduceos) son de una época anterior a Juan Hircano o la guerra de los macabeos.
Los saduceos pertenecían a la clase alta judía de la época.
Las creencias de los saduceos negaban la inmortalidad del alma, la
resurrección, tampoco creían en la existencia de ángeles o espíritus, no
aceptaban la predestinación, Josefo les atribuye el rechazo a los extranjeros y
defendían el libre albedrío humano para elegir entre el bien y el mal.
A causa de la destrucción del Templo de Jerusalén se perdieron todos
los escritos saduceos y solo sabemos de ellos lo que contaban sus enemigos.
Las saduceos rechazan la interpretación de Torá de los rabies,
afirmando que estos han negado la Biblia Hebrea y que solo la Torá tiene
autoridad.
Las referencias del Talmud sobre los saduceos pueden contener muchas
inexactitudes, puesto que fue escrito por el pueblo que los derrotó.
Los saduceos aparecen en el año 175 antes de Cristo, a causa de interrumpir la sucesión del Sumo
Sacerdocio en el Templo de Jerusalén, al comprar el cargo al rey selúcida Antioco IV Epífanes,
siendo ocupado el cargo por Jasón, pasando el cargo posteriormente a Menelao,
el cual cambió las costumbres judías por las griegas, impuso el culto a los
dioses griegos y persiguió a los judíos fieles a la Ley.
En el año 164 antes de Cristo, a causa de la rebelión guerrillera de Malatías
y Judas Macabeo, consiguen la Purificación del Templo.
En el año 149 antes de Cristo, Jonatán es designado etnarca o cabeza
de la agrupación, tras la muerte en combate de su hermano Judas Macabeo.
Jonatán fue asesinado y ocupo su puesto su hermano Simón Tasi, siendo
confirmado como Sumo Sacerdote por el rey Demetrio II en el año 142 antes de
Cristo.
Como el anterior Sumo Sacerdote (Onias III) y un grupo de sus
seguidores no reconocen las nuevas jerarquías y marcharon a Egipto, donde
establecieron un nuevo Templo en Leónidas.
Juan Hircano, hijo de Simón Tasi, fue apoyado firmemente por los
saduceos siendo nombrado Sumo Sacerdote, en la práctica posteriormente se
convirtió en rey, convirtiendo el nacionalismo defensivo macabeo en un
nacionalismo expansivo y agresivo lo que le permitió conquistar a países
vecinos, los cuales eran obligados a judaizarse.
De estas épocas surgen las rencillas entre saduceos y fariseos,
agudizándose durante el reinado de Aristóbulo I, el cual encarcelo a su propia
madre y la dejó morir de hambre, mientras que posteriormente Alejandro Janeo, hizo
crucificar a 3.000 fariseos que se habían revelado.
Tras la muerte de Alejandro Janeo en el año 76 antes de Cristo, reinó
su viuda Alejandra Salomé, hasta el año 67 antes de Cristo, rechazando la
hegemonía saducea y rehabilitando los sacerdotes fariseos.
Hircano II, fue nombrado hijo de Alejandra, Sumo Sacerdote, su hermano
menor Aristóbulo II, se proclamo rey de Alejandría tras la muerte de su madre,
deponiendo a Hircano II que se refugió entre los nabateos.
En el año 65 antes de Cristo, Hircano II, con el apoyo de los fariseos
y el rey nabateo Aretas III sitió a Jerusalén, siendo derrotado por su hermano
que fue apoyado por los romanos.
En el año 63 antes de Cristo, con el apoyo del general romano Pompeyo,
siendo nombrado nuevamente Hircano II, Sumo Sacerdote y llevándose a su hermano
Aristóbulo II a Roma.
El año 40 antes de Cristo el hijo de Aristóbulo II (Antigono), con el
apoyo de los saduceos y el Imperio Parto toma el poder, deteniendo y mutilando
a Hircano II.
En el año 37 antes de Cristo Herodes y el general romano Socio,
reconquistan Jerusalén, quedando relegado el poder de los saduceos a su Templo.
Durante el siglo I después de Cristo, los romanos habían arrebatado el
poder político a los saduceos y parte del poder religioso, hasta el punto de
ser los romanos los que decidían quien era el Sumo Sacerdote, casi todos los
saduceos residían por esa época en Jerusalén.
Alrededor del año 70, tras la destrucción del Templo de Jerusalén, los
saduceos desaparecen de la historia.
A finales del siglo XIX, fueron reencontrados unos escritos en el
interior de una sinagoga (el Documento de Damasco, el Libro de los Jubileos, el
Sirácida), atribuidos a los fariseos, pero tras ser encontrados los Manuscritos
del Mar Muerto, se cree que estos escritos son de origen saduceo.
Fuentes:
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