Después de que ayer no os publicara mi
habitual post, por cuestiones laborales, hoy vuelvo a jugar a ser psicólogo y
retomo la relectura de “Tus zonas erróneas” del Dr. Dyer.
En este caso os comentare su capítulo 4
“La ruptura con el pasado”
Nos comienza su artículo con la siguiente
frase:
Sólo
los fantasmas se revuelcan en el pasado, explicándose a sí mismos con
descripciones basadas en sus vidas ya pasadas. Tú eres lo que eliges ser hoy
día, no lo que antes elegiste ser.
Es muy cierta esta frase y la comparto
plenamente, ¿de qué nos sirve quedarnos en un pasado que ya pasó?
También el Dr. Dyer nos hace dos
preguntas interesantes que opino que todos deberíamos saber responder, estas
dos preguntas son las siguientes:
¿Quién
eres?
¿Cómo
te describes a ti mismo?
Voy a intentar respondéroslas yo desde mi
personal punto de vista, refiriéndome, por supuesto, a mí.
¿Quién soy?
En primer lugar soy Jorge.
¿Qué cosa mejor me puede definir que mi
propio nombre?
En la segunda pregunta, podremos definir
quién es Jorge.
Jorge se describe a sí mismo como…
-Una persona que intenta aprender de la
vida.
-Alguien que le gusta ser valorado, pero
a la vez, no desear estar en el escenario (ser el numero uno).
-Alguien que cuando sabe hacer las cosas,
le aburren y tiene necesidad de aprender algo nuevo.
-Alguien que cree firmemente en la
libertad, sabiendo de la libertad se acaba cuando empiezan los derechos de los
demás, algo que sin excusas se ha de respetar, por lo tanto opino que la
libertad no existe, la autentica libertad, sería el libertinaje, algo
intolerable en una sociedad racional.
-Una persona que valora más hacer lo que
le apetece hacer, que ganar dinero, lo importante es vivir, no atesorar cosas,
ni riquezas.
-Alguien que no ansia poseer cosas, teniendo
el sustento cubierto y lo suficiente para pagar las facturas (luz, agua,
impuestos…) que esta sociedad nos impone como necesarias, no necesito mas.
-Alguien que en ocasiones pierde los
nervios (especialmente con la mujer, en menos ocasiones con el jefe…) algo que
tengo pendiente de aprender a remediar.
-Alguien que disfruta escribiendo un
artículo en el ordenador, pintando sus cuadros, o sembrado tomates o pimientos
en macetas…
-Alguien que hace años empezó a invertir
sus ahorros en bolsa, ahora son malos tiempos, pues habrá que asumir el riesgo
corrido y esperar mejores tiempos, pero si esto no le dejara dormir, lo mejor
sería vender asumiendo perdidas, todas las acciones y dedicar el dinero a otra
cosa.
Alguien que trabaja reparando ascensores,
un trabajo entretenido, estas todo el día en la calle y tienes que estrujarte
la sesera averiguando las averías, inconvenientes… de cuando en cuando te hartas
de subir escaleras, cuando vas a arreglar un ascensor la sala de maquinas suele
estar en la última planta y en ocasiones has de subir y bajar varias veces…
pero hay que ver lo positivo… los médicos dicen que subir escaleras es bueno
para la salud.
Aunque el Dr. Dyer se refiere en su
pregunta “¿Cómo te describes a ti mismo?” más a las simples etiquetas que nos
vamos colocando he preferido responder a la pregunta desde mi particular punto
de vista.
El Dr. Dyer nos pone una lista de las
“etiquetas” que solemos colocarnos nosotros mismos o ayudados de quienes nos
rodean.
Yo
soy tímido: aunque admito algún grado de timidez,
no me lo considero (el el pasado era mas tímido).
Yo
soy perezoso: tampoco me lo considero, aunque en
ocasiones dejo pequeñas cosas para otro momento, cuando tengo que hacer algo,
me resigno y toca realizarlo, aunque no apetezca.
Yo
soy apocado: prefiero quedar en un segundo plano,
pero si quien está en primer plano no sabe seguir, si tengo que ocupar su
puesto, lo ocupo, para después volverle a retornar su primer plano, pues
sinceramente, me siento más cómodo en un segundo plano, estar en segundo plano
no significa ser el último de la lista.
Yo
soy asustadizo: no me gusta pelear, cada vez
menos, pero hay ocasiones en las que te has de plantar y decir por ahí no paso,
ni jamás pasare.
Yo
soy desordenado: ciertamente me gusta el orden,
me gusta cada cosa en su sitio, pero lo difícil es mantenerlo, por lo cual
siempre tengo desorden dentro de mi orden.
Yo
soy nervioso: ciertamente lo soy mucho (aunque
cada vez menos), ese nerviosismo lo suele ver más mi estomago que los que me
rodean.
Yo
soy olvidadizo: jamás, difícilmente olvido las
palabras o las cosas, procuro meter en la mochila “enorme” que llevo siempre en
mi espalda todas las cosas que no me gustan, las guardo ahí y procuro
olvidarlas, pero si en el futuro me son necesarias, también se acordarme de los
trastos viejos que guardo en esa pesada mochila.
Yo
soy pésimo para la mecánica: He trabajado de
mecánico de coches en mis tiempos de aprendiz y de hecho reparando ascensores
se toca bastante la mecánica.
Yo
soy malo para las matemáticas: realmente no son
mi fuerte, pero cuando estudiaba delineación e incluso electrónica, tuve que
comérmelas con pan y tomate sobreviviendo a ellas. Las matemáticas, opino, que
bien comprendidas son un campo muy bonito para desarrollar, pero cuando pierdes
el hilo, es como si me pongo a leer un texto en chino o en japonés.
Yo
soy un solitario: quizás si lo sea, aunque así no
me siento, tengo pocos amigos (aunque de mucha calidad), no me gustan las
multitudes (aunque si tengo que convivir con ellas sin problema), prefiero
reuniones de pocas personas, quizás por el egoísmo de que me lo paso mejor
estando todos en una misma conversación que en ir formando circulitos…
Yo
soy frígido: aunque el sexo no es una de mis
prioridades en la vida, como parece ser en cincuentones que conozco (esa es mi
edad), disfruto del sexo con mi pareja y no necesito mas, si eso es ser frígido
lo seré, pero desde luego no me lo considero.
Yo
soy aburrido: en ocasiones quizás, prefiero
quedarme en mi rincón con mis pinceles, escribiendo artículo, cocinando,
arrancando hierba, que ir actos sociales, pero en su momento también me gusta
charrar, contar chistes, jugar a las cartas, etc…. Para todo hay su momento.
Yo
soy un pésimo cocinero: en ocasiones se me ha
quemado la comida o me ha salido algo incomible, pero si no cocino seguro que
nada me saldría mal, normalmente me defiendo bien en la cocina, aunque me queda
mucho por aprender, además de aprender a ser sordo, cuando la mujer cuando me
engancha en “su” cocina, cocinando algo y se pone a gruñirme.
Yo
soy malo en la gramática: ciertamente tampoco es
mi fuerte, pero con la ayuda de Word, como veis, soy capaz de escribir estos
artículos.
Yo
soy de los que se cansan muy pronto: de unas
cosas me canso, de otras no, todo depende de lo interesantes que considere que
son las cosas que realizo.
Yo
soy enfermizo: no me lo considero, aunque los
resfriados son mis acompañantes asiduos y mí estomago ya no está para
demasiados trotes… con algún enemigo he de convivir en esta vida.
Yo
soy tosco: tampoco me veo como tal, aunque eso
sería más justo que lo valorara los que me conocen.
Yo
soy proclive a los accidentes: aunque he tenido
en mi vida varios accidentes de tráfico y laborales, tampoco me considero
proclive, de hecho jamás me he roto ningún hueso (toquemos madera para seguir
así).
Yo
soy corto de genio: je, je, je, eso sí que no,
suelo tenerlo controlado, mi estomago lo suele sufrir… pero llega, en raras
ocasiones, que tiembla el mundo a mi alrededor.
Yo
soy hostil: sinceramente no lo soy, prefiero callar
y pasar de todo, si es posible, si me pongo de mala leche tengo dos problemas,
pasarlo mal yo y discutir con quien me rodea, además si el problema es mío y no
de quien me rodea ¿Qué culpa tienen los que me rodean?.
Yo
soy solemne: me valoro, pero como decía con
anterioridad me gusta el segundo plano, no destacar, vivir mi vida y que los
demás vivan la suya.
Yo
soy apático: si fuera apático no me interesaría
la psicología, ni publicaría estos post, guardaría los conocimientos que
adquiero escribiendo para mí en lugar de compartirlos, opino que
compartiéndolos, aprendo mas, pienso mas, además los comentarios (positivos y
negativos) ayudan a reconsiderar mi idea y afianzarme en ella o reconocer que
era un error.
Yo
soy gordo: no lo soy, mido 1,69 y peso alrededor
de 77-78 kg, tengo sobrepeso, es cierto, pero mi meta, es mantenerlo, si pierdo
algún kilillo, no estará de más, pero para perderlo no renuncio a un buen trozo
de tocino cocinado al fuego mojando pan en un suculento all i oli.
Yo
soy negado para la música: eso sí que lo he de
reconocer, intente aprender a tocar la guitarra, música no le conseguí sacar,
lo único que conseguí fue hacer sangrar mis dedos de tanto intentarlo, después
lo intente con el órgano electrónico, ahí por lo menos no sangraron mis dedos,
y alguna cosa parecida a una canción ha sonado… pero la verdad, mejor dedicarme
a poner y dedicar canciones de los demás en mi programa de radio.
Yo
soy fatal para el deporte: mas que fatal, vago
diría yo, prefiero tomar mi cervecita, con mi tapita de cacahuetes (si es de
jamón, queso o chorizo, mejor) que el
deporte ya lo realizo subiendo escaleras cuando el ascensor no funciona. En mis
tiempos jóvenes fui jugador de rugby.
Yo
soy torpe: con paciencia todo se aprende… menos
tocar música… je je je.
Yo
soy porfiado: he de conocer que soy cabezón, pero
en ocasiones hay que rendirse, aunque mi guitarra, dentro de su funda (hace por
lo menos 20 años) aun sigue estando… ¿Quién sabe si algún día meto la funda en
la lavadora…?
Yo
soy inmaduro: joer… si con 50 tacos soy inmaduro,
apaguemos y marchémonos.
Yo
soy meticuloso: no me lo considero, más bien
practico, busco el equilibrio de las cosas, el precio de algo, con la calidad
de ese algo, no lo más caro es lo mejor, aunque reconozco que probablemente lo más
caro sea mejor, pero todo tiene un valor, cuando realizas algo, a más tiempo
dedicas a ello, probablemente mejor te quede, pero has de buscar el equilibrio
entre que quede aceptable y el tiempo dedicado.
Yo
soy descuidado: aunque he mejorado bastante, me importa
poco lavar el coche (al mundo cuando llueve se le ensucia, a mí se me lava),
para vestirme pillo la primera ropa que encuentro en el armario, lo importante
es que yo este cómodo y acorde con la temperatura ambiente, a quien no le guste
que mire para otro lado.
Yo
soy vengativo: antes quizás, cuando me la hacían
no descansaba hasta que la devolvía, ahora opino que no merece la pena
calentarse la sangre, si una persona o entidad no te interesa, progresivamente
la eliminas del grupo con el cual te relacionas, si durante esa “progresión”
ves que se enmienda, aun estas a tiempo de olvidar y dejarle de nuevo tus
puertas abiertas, si no merece la pena, seguramente te hará algún desastre mas.
Yo
soy irresponsable: nada más lejos de la realidad,
me duele mucho afirmar algo, convencido que es así, o que realizare algo y
tener que decir después “lo siento, no puedo o no es así”, antes de hablar, he
de saber que digo, pero si me equivoco, también he de saber reconocerlo y no
esconderme.
Yo
soy de los que se angustian fácilmente: ¿por qué
he de angustiarme? Si existe un problema hay que buscarle una solución y listo,
en lugar de perder el tiempo inútilmente llorando.
Aunque pensaba dedicar este articulo al
capítulo 4 completo del Dr. Dyer, me he quedado en la
segunda página de su capítulo, próximamente seguiremos con el tema en un futuro
post.
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