Aunque como podéis observar en la
foto, me pase en el gratinado, convirtiendo en carbón la mayor parte de la
malta de cerveza, aunque al estar suelta, al servir, el carbón desapareció por
completo.
La malta de cerveza puede
sustituirse por queso rallado fuerte.
Ingredientes (4 personas):
1 trucha de 1 kg (sin cabeza, aletas, ni espina)
2 patatas grandes
2 tomates
2 lonchas finas de panceta
1 vaso de vino blanco
4 tranchetes de queso
Malta de cerveza (o queso rallado)
Romero fresco
Aceite de oliva
Azúcar
Sal
Preparación:
Pelamos y cortamos a rodajas
gruesas las patatas.
Confitamos a baja temperatura las
patatas en la freidora, acompañando esta de las lonchas de panceta.
Cuando las patatas y la panceta
estén tiernas, subimos la cestita de la freidora, dejamos escurrir y enfriar un
poco para trabajar con las patatas cómodamente.
Aceitamos una bandeja apta para
horno, cubrimos su fondo con las patatas que hemos confitado, sazonamos.
Lavamos y cortamos a rodajas
finas los tomates, colocando estos sobre las patatas.
Aderezamos los tomates con sal y
azúcar para matar el ácido del tomate.
Colocamos la trucha sobre los
tomates, sazonamos, añadimos a su interior la panceta y cubrimos esta con los
tranchetes de queso.
Añadimos el vaso de vino,
cubrimos el pescado con malta de cerveza (o queso rallado) y colocamos dos
ramitas de romero en la bandeja.
Horneamos unos 30-40 minutos a
partir de horno frío, a 160º.
Comprobamos su punto de cocción y
gratinamos 5 minutos más (si le ponéis queso en lugar de malta de cerveza, gratinar
10 minutos).
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