En esta ocasión una nueva fábula de Esopo, nos cuenta con
el ejemplo de una rana de esas personas que no suelen saber que dicen, pero
jamás dejan de hablar.
La rana gritona y el león.
Oyó
una vez un león el croar de una rana,
y se volvió hacia donde venía el sonido,
pensando que era de algún animal muy importante.
y se volvió hacia donde venía el sonido,
pensando que era de algún animal muy importante.
Esperó
y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano,
se le acercó y la aplastó diciendo:
--
¡Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos!
Quien mucho habla, poco es lo que dice.
En ocasiones las personas hacemos como las
ranas, que sin nada que decir no paramos de hablar.
De todos es conocida la vecina “chismosa”, esa
vecina que está siempre en el rellano de la escalera, esa vecina que se sabe la
vida de todos y todas las vecinas, esa persona que te pilla en la escalera y te
habla hasta por los codos, esa vecina que como no suele tener vida propia, ni
mucho que hacer, vive como propia la vida de los demás, como si de una telenovela
se tratara la vida real.
Realmente existen personas con la mente tan
poco desarrolladas que lo único que les importa es la vida de los demás, en
lugar de preocuparse de aumentar sus conocimientos, disfrutar de su vida y
desarrollar su mente.
Ciertamente personas así deben haber muchas,
si no fuera así, programas como Gran Hermano, sería imposible que aguantaran bastante
más de una década…
Reconozco que el año en que estrenaron el Gran
Hermano consiguió interesarme, el segundo año, aun mire algún programa… pero ya
no me atraía.
Después del tercero, si he visto alguno, ha
sido porque otra persona ha querido ver eso en la tele y me ha tocado
tragármelo, pero sí de mí dependiera preferiría ver cualquier otra cosa.
Qué interés tiene ver cómo reacciona un grupo
de personas enjauladas, como ratones de laboratorio en una jaula llena de
cámaras, para ver cómo reaccionan entre ellas y los “empujones” que les da el
ejercito de psicólogos, que debe haber detrás de las cámaras, para que el
programa sea interesante y polémico, para tener unos niveles de audiencia
aceptables, jugando con los sentimientos de los participantes y familiares de
estos…
Pero bueno, los participantes han decidido
participar, y si ellos no quieren participar, hay un ejército de personas haciendo
cola para ocupar su puesto, todo sea por salir en la tele y después cobrar en
programitas de mala calidad, para vender las peleas y los resentimientos
generados dentro y fuera de la casa.
Otra cosa que no comprendo, una periodista de
la categoría de Mercedes Milá ¿Qué necesidad tiene de presentar esa cosa? Lo
que hace el vil metal y las ansias de audiencia, una audiencia que día a día va
perdiendo la televisión.
Esperemos que esa audiencia que desaparece de
la pantalla de la televisión, la adquiera internet con una participación
critica, ya que en esta sociedad, la mayoría tenemos la costumbre de
“tragarnos” lo que nos vende la televisión o la prensa, pero dependiendo de
quién lo cuente, una noticia, puede decir una cosa o lo opuesto.
Hay que aprender a leer o ver las noticias
contadas con diversos puntos de vista y saber opinar, no simplemente creernos
lo que nos cuentan.
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