Para iniciar el tema de hoy, en primer lugar, hemos de saber
en qué consiste un alimento transgénico.
Siempre hemos dicho que la Naturaleza es sabia y deberiamos
aprender de ella, pero como el hombre es muy sabio, especialmente las
multinacionales químicas y farmacéuticas, quiere jugar a ser Dios y crear
alimentos con características al antojo de ciertas multinacionales.
¿Por qué casi nadie conoce a personas como “Viktor
Schauberger”?
La cuestión es que los alimentos transgénicos, son alimentos
donde se ha modificado el ADN, para conferirle “cualidades” que este
determinado alimento no posee.
En el año 1.983 se “fabrica,” la primera planta transgénica.
En el año 1.986, la multinacional estadounidense Monsanto crea
la primera planta modificada genéticamente, un planta de tabaco a la cual se le
añadió un genoma (conjunto de genes que están contenidos en los cromosomas),
para hacerla resistente a la Kanamicina (antibiótico de amplio espectro
bactericida).
En el año 1.994, es autorizada la empresa biotecnológica
Calgene a comercializar los tomates Flavr Savr, con una modificación genética
que le permitiría durar más tiempo maduro y ser más resistente.
Dos años más tarde, en 1.996, estos tomates se retiraron del
mercado al desarrollar una piel demasiado blanda, sabor extraño y cambios en su
composición, pero se continúan utilizando para la fabricación de tomates
elaborados… los conservantes, saborizantes, estabilizantes, etc, hacen
maravillas.
En Europa, nos están comenzando a introducir en nuestra dieta,
alimentos transgénicos, los cuales con la muy posible firma del “TTIP,”
seguramente nos los vendan, sin tan solo avisarnos en el etiquetado, haciendo
competencia desleal a los productos naturales.
Ciertamente los alimentos transgénicos se producirán en mayor
cantidad, serán más resistentes a las plagas, serán menos perecederos o tendrán
las propiedades que se le ocurran al científico de turno, pero si creemos que
son perjudiciales los insecticidas con los que rociamos las plantas para
defenderlas de los insectos…
¿Cuánto de nocivos serán esos alimentos que llevan los
insecticidas en sus genes?
¿Estos “insecticidas” terminaremos acumulándolos en nuestro
organismo y en el de nuestros descendientes, como ocurre con el mercurio?
Que cada cual busque su respuesta a las preguntas anteriores,
ahora vamos a comenzar el artículo, la tecnología Terminator.
Pues, las maravillosas multinacionales de la química, han
descubierto una nueva gallina, que pone los huevos de oro (por nuestro bien,
por supuesto)…
Según Aristóteles (que ya no es tan sabio, puesto que van a
dar al traste con una de sus teorías…
“Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren”, esta
es la teoría que las químicas quieren destruir, desean vender semillas a los
agricultores, que no se reproduzcan naturalmente, entonces, quien quiera comer
verduras, les ha de comprar las semillas a ellos, así de simple.
Año 1.998, RAFI (Fundación Internacional para el Avance
Rural), actualmente conocida como Grupo ETC, encontró una patente que bautizó
con el nombre de Terminator, esta patente, es para unas semillas poseen la
“cualidad” de matar los embriones de las plantas, para que los agricultores no
guarden las semillas para sembrar la próxima cosecha y tengan que comprarlas a
las multinacionales del sector.
También existen las semillas Traitor (Tecnología de
Restricción de Uso), que para activar la característica deseada es necesario
aplicarles ciertos productos químicos, pero bueno esto es otro tema.
Año 2.005, se concede en Europa la primera patente Terminator
a la compañía Syngenta, pero también tienen solicitudes de patentes similares
otros gigantes del sector como Monsanto, Bayer, Aventis, Basf y otras, tanto en
Europa, Estados Unidos y otros países.
La única misión de estas plantas sin semillas, consiste en las
ansias de las multinacionales del sector de hacer caja, como los agricultores
no podrán guardar semillas de sus cultivos, estarán obligados a comprar las
nuevas semillas (con las características que le interesen a estas
multinacionales,) y aumentar los beneficios de estas.
Además, no olvidemos el tercer mundo, donde existe una
agricultura de subsistencia, donde no tienen dinero para cada año comprar
semillas nuevas, simplemente guardan las semillas para volver a sembrarlas en
la próxima cosecha, como en el mundo el hambre esta erradicada, me imagino que
estas multinacionales pensaran que los que no puedan comer, que se mueran y
será selección natural… solo cuenta sus cuentas de resultados.
Tampoco olvidemos que podría ocurrir que a través del polen,
los genes estériles de estas semillas Terminator podrían “contaminar” a las
plantas silvestres próximas, convirtiendo en desierto todo lo que rodee a estas
plantaciones…
Realmente, la tecnología Terminator, posee una toxina que mata
el embrión, en un determinado momento de su desarrollo, lo cual impide la
germinación de la semilla.
La empresa productora activa estas toxinas aplicando un
producto químico a las semillas antes de su venta.
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