Es este caso, la verdad, ha quedado de muy agradable sabor,
cocinado a fuego lentísimo, ya que tengo la experiencia de que cuando he
utilizado albóndigas congeladas para alguna comida, casi servían para jugar al
billar después de cocinarlas.
Realmente hacer unas albóndigas, es ya comida para ser
realizada por expertos en la cocina y tarea laboriosa, pero curiosamente esta
receta queda aceptable y facilísima de realizar.
La condición para que esta receta quede rica, es no tener
prisa cocinando y poder dejar cocerse con el fuego casi apagado, un par de
horas.
Como veréis a continuación, hasta los ingredientes son mínimos.
Ingredientes (2 personas):
16 albóndigas congeladas
125 g de sofrito de lata
500 g de tomate triturado
Aceite
Orégano
Azúcar
Sal
Preparación:
Esta receta es tan simple como veréis a continuación que
hasta el más inexperto la puede realizar con facilidad.
En una sartén grande colocamos un generoso chorro de aceite
de oliva y en el freímos a fuego medio las albóndigas, sin descongelar.
Después de darles unas cuantas vueltas y que estas tomen
color, añadimos el sofrito de lata y le damos unas vueltas, para mezclar
sabores.
A continuación agregamos el tomate triturado y sofreímos un
ratito con la mezcla anterior, añadiendo una cucharadita de azúcar para
eliminar el acido del tomate.
A continuación añadimos unos 250 cl. de agua, removemos y
tapamos dejando el fuego al mínimo que podamos y dejamos cocer como mínimo una
hora, removiendo de cuando en cuando.
Cuando nos falte media hora para comer, destapamos y
añadiendo el orégano y la sal.
Dejamos que espese la salsa hasta que esta quede a nuestro
gusto.
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