Aunque en varias
ocasiones os he presentado esta espectacular receta, basada en una receta de
melón chileno, en esta ocasión he querido prepararla nuevamente para terminar
un culo de botella de un delicioso licor, Gran Marnier, puede ser sustituido
por cualquier licor de naranja.
Ingredientes (2 personas):
1 melón pequeño
4 cucharadas de azúcar
2 chupitos de Gran Marnier
Preparación:
La preparación de
este “digámosle” postre es bien sencilla, a pesar de su espectacular
presentación, la cual es ideal para tomar en pareja, aprovechando la fresca, en una
noche de verano.
Este postre suelo hacerlo
individual, con melones de Galia, más pequeños, pero esta ocasión compre el
melón de la foto, pues nos zamparemos el melón la mujer y yo, aunque me temo
que sobrara para otro día.
Cortamos una rodaja finita de la
piel de uno de los extremos del melón, para poder acceder a su interior con la
ayuda de un saca bolas y la reservamos para posteriormente tapar el melón.
Colocamos la carne del melón en el
vaso de la batidora y desechamos sus semillas (si tenéis paciencia podéis
colocarlas al sol, esperar que se sequen y comerlas como si fueran pipas de
girasol, pero yo opte por dárselas a las gallinas a cambio de sus huevos).
Añadimos el azúcar, a la carne del
melón (recordad que fría esta menos dulce) y trituramos.
Volcamos la crema obtenida en el
interior del melón y terminamos de rellenarlo con el Grand Marnier.
En la rodaja de piel de melón que
hemos reservado con anterioridad, practicamos un agujero
con la ayuda de un saca corazones de manzanas, para posteriormente introducir
las pajitas.
Se guarda en la nevera y se sirve
lo más frio posible.
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