Aunque la dorada es un pescado
con demasiadas espinas, también hay que reconocer que tiene un agradable sabor
y además un precio muy aceptable.
En esta ocasión he optado por
cocinar la dorada en forma de filetes con unos robellones (níscalos) de lata.
Ingredientes (2 personas):
1 dorada grandecita (podemos pedirá nuestro pescadero que nos la
filetee)
1 lata de robellones
1 naranja
1 vaso de vino blanco
1 puñadito de semillas peladas (girasol, calabaza y piñones)
Aceite de oliva
Pimienta
Sal
Preparación:
Personalmente, las pocas veces
que compro pescado, prefiero que el pescadero me lo deje tal cual, que así
tengo más opciones de prepararlo si cambio de receta a última hora, es este
caso solo le pedí que me quitara las escamas.
En casa, cuando decidí como
quería cocinar la dorada deseche la cabeza y su raspa, utilizando sus dos
filetes con su piel.
Como la dorada tiene bastantes
espinas, antes de cocinarla, es interesante quitarle todas sus espinas, os
podéis ayudar con unas pinzas similares a las de las cejas.
Aceitamos las bandejas donde
serviremos con aceite de oliva.
Comenzamos por cortar la naranja
a rodajas y colocar dos rodajas en el fondo de cada bandejita donde serviremos
la dorada de forma individual.
Sobre la naranja colocamos un
filete de dorada, salpimentamos y colocamos tocando con la piel la naranja.
Escurrimos los robellones y
troceamos estos si son enteros, los repartimos entre ambos filetes, rociamos
con el vino, añadimos las semillas, colocamos a partir de horno frío unos 10
minutos con calor abajo a unos 160º y gratinamos unos 10 o 15 minutos.
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