Aunque,
generalmente todo el pan que sobra en casa, se lo zampan las gallinas, el otro
día se le antojo a la mujer comer migas y guardamos unos mendrugos sobrantes,
poniendo a dieta a las inocentes gallinas.
En
esta ocasión he optado por probar a realizar las migas en una cazuela de barro
y remojando el pan en leche.
Ingredientes
(4 personas):
300
g de pan duro (aprox)
1
cebolla
½
l de leche
1
cabeza de ajos
½
chistorra
1
blister de panceta ahumada y troceada
Aceite
de oliva
Sal
Preparación:
En
primer lugar cortamos el pan a rebanadas finas (yo utilizo el corta fiambres),
colocamos las rebanadas en un recipiente y volcamos la leche sobre ellas para
que se impregnen bien.
Mientras
pelamos y troceamos la cebolla en juliana, la colocamos en una cazuela de
barro, salamos y añadimos el contenido del blíster de panceta (si no tenéis
cazuela de barro también sirve una sartén), con abundante aceite de
oliva.
Cuando
comience a estar tierna la cebolla, añadimos el pan humedecido con la leche, y
vamos friendo (si el tiempo lo permite a fuego muy lento), hasta que toda la
leche se evapore y el pan vaya quedando suelto.
A
media cocción, añadimos la cabeza de ajos desgranada, pero sin pelar (si os
molestan las pieles podéis pelarlos, pero dan mejor sabor sin pelarlos) y le
damos dos vueltas.
10
minutos antes de terminar, añadimos la chistorra troceada y removemos bien.
Colocamos
en el plato donde serviremos a cada comensal.
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