En esta ocasión os comentare una
nueva fábula de Esopo.
Gritaba un día una rana desde su pantano a los demás animales:
¡Soy médico y conozco muy bien todos los remedios para todos los males!
La oyó una zorra y le reclamó:
¿Cómo te atreves a anunciar ayudar a los demás, cuando tú misma cojeas y
no te sabes curar?
Nunca proclames ser lo que no puedes
demostrar con el ejemplo.
Existen muchos maestros liendre en este mundo
que nos ha tocado vivir…
Todos conocemos a ese conocido (o amigo), el
cual sabe de todo, pero realmente lo único que sabe hacer, es hablar.
Recuerdo en una ocasión que discutía con un
amigo sobre los microondas…
Sinceramente no recuerdo como salió el tema,
la cuestión es que discutíamos sobre el tema de la rapidez de cocinar con el
microondas.
El amigo afirmaba que para cocinar iba de
muerte, y era súper rápido.
Yo le decía:
No tienes razón, para ciertas cosas y pequeñas
cantidades va muy bien, pero para otras cosas no, es más lento que el caballo
del malo.
El cabezón:
Va bien para todo, es muy rápido…
Y este amigo le ocurre lo mismo con muchos más
temas.
Realmente si intentamos cocinar un pollo
entero con un microondas nos moriremos de asco.
Para cocer verdura (en pequeñas cantidades) va
de maravilla.
Para calentar pequeñas cantidades de líquidos
o comidas, perfecto.
Una curiosidad, si tenemos que calentar dos
vasos de algo, los calentaremos más rápido, en el microondas, si calentamos
primero un vaso y después el otro, que los dos vasos a la vez.
Siguiendo hablando del amigo del microondas,
después de pegarnos media tarde discutiendo sobre el tema, a solas (yo sabía
que ellos no tenían microondas en casa), le pregunto a su mujer, que vio
nuestra peleílla, pero ya esta inmunizada de vernos siempre igual…
¿Tu lo has visto cocinar alguna vez con
microondas?
Me dijo que “no” (sin más comentarios).
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