sábado, 28 de enero de 2017

Grillos y termometros


Los grillos son unos insectos pertenecientes a la familia de los Gryllidae, los cuales poseen hábitos nocturnos, su color varía desde el marrón hasta el negro.

Estos insectos están emparentados con los saltamontes, poseen unas patas adaptadas para el salto, a causa de lo cual son torpes caminando, aunque a pesar de ello, corren con rapidez y vuelan.

A pesar de ser tan pequeñitos, excavan sus madrigueras en el suelo, de más de medio metro de longitud, la cual termina en una habitación esférica.

Mantienen limpia una extensa zona de la entrada de su madriguera, puesto que la utilizan como zona de canto para atraer a las hembras (solo cantan los machos).

El sonido estridente que emiten los grillos, lo producen levantando y frotando sus alas anteriores para atraer a las hembras, cuando están emparejados bajan del tono de su canto hasta uno casi imperceptible, a la acción de frotar unas partes del cuerpo se denomina estridular.

La alimentación de los grillos es omnívora, comiendo tanto plantas como insectos.

El grillo es territorial y agresivo con sus congéneres, motivo por el cual es fácil encontrar grillos con las alas rotas o faltándole una o varias patas a causa de sus peleas con otros grillos.

A causa de esta agresividad, en Tailandia se suelen realizar combates de grillos, introduciendo estos en pequeños recipientes para realizar apuestas.

Esta costumbre también era habitual en la China imperial.

Realmente os he escrito este artículo a causa de una curiosa relación entre el canto del grillo y la temperatura.

Amos Dolvear, físico y profesor estadounidense, dio a conocer su descubrimiento en el año 1.987 en The American Naturalist, actualmente esta relación se conoce como Ley de Dolvear.

Dolvear afirma que el grillo macho (oecanthus niveus) produce 80 chirridos por minuto a una temperatura de 15 º centígrados, subiendo la frecuencia de sus chirridos hasta los 120 a 21º centígrado.

Simplificando la fórmula de Dolvear, para averiguar la temperatura en grados centígrados, se deben contar los chirridos del grillo durante 8 segundos y sumarle cinco, aunque este método reducido solo funciona para temperaturas entre 5 y 30 grados.

En el año 2.007, la doctora Peggy LeMone, realizó un estudio de la Ley Dolvear, descubriendo una fórmula para calcular los chirridos del grillo en grados Fahrenheit.

Según los estudios de LeMonde, es curioso que los grillos también nos dan la temperatura en grados Fahrenheit, simplemente contando sus chirridos durante 15 segundos y sumándole 37.

A mayor calor hace, más cantan los grillos.

En realidad todos los animales de sangre fría realizan sus funciones a mayor velocidad, cuanto mayor sea la temperatura ambiente, a causa de fenómenos químicos, puesto que las reacciones químicas de los organismos vivos generalmente se producen más rápidamente a mayor temperatura haya en el lugar donde se realiza esta reacción.

Esta relación entre la velocidad de las reacciones químicas y la temperatura, fueron descubiertas en el año 1.889, por Svante August Arrhenius, físico y químico suizo.


Fuentes:

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