Los grillos son unos insectos pertenecientes a la familia de
los Gryllidae, los cuales poseen hábitos nocturnos, su color varía desde el
marrón hasta el negro.
Estos insectos están emparentados con los saltamontes,
poseen unas patas adaptadas para el salto, a causa de lo cual son torpes
caminando, aunque a pesar de ello, corren con rapidez y vuelan.
A pesar de ser tan pequeñitos, excavan sus madrigueras en el
suelo, de más de medio metro de longitud, la cual termina en una habitación
esférica.
Mantienen limpia una extensa zona de la entrada de su
madriguera, puesto que la utilizan como zona de canto para atraer a las hembras
(solo cantan los machos).
El sonido estridente que emiten los grillos, lo producen
levantando y frotando sus alas anteriores para atraer a las hembras, cuando están
emparejados bajan del tono de su canto hasta uno casi imperceptible, a la
acción de frotar unas partes del cuerpo se denomina estridular.
La alimentación de los grillos es omnívora, comiendo tanto
plantas como insectos.
El grillo es territorial y agresivo con sus congéneres,
motivo por el cual es fácil encontrar grillos con las alas rotas o faltándole
una o varias patas a causa de sus peleas con otros grillos.
A causa de esta agresividad, en Tailandia se suelen realizar
combates de grillos, introduciendo estos en pequeños recipientes para realizar
apuestas.
Esta costumbre también era habitual en la China imperial.
Realmente os he escrito este artículo a causa de una curiosa
relación entre el canto del grillo y la temperatura.
Amos Dolvear, físico y profesor estadounidense, dio a
conocer su descubrimiento en el año 1.987 en The American Naturalist,
actualmente esta relación se conoce como Ley de Dolvear.
Dolvear afirma que el grillo macho (oecanthus niveus)
produce 80 chirridos por minuto a una temperatura de 15 º centígrados, subiendo
la frecuencia de sus chirridos hasta los 120 a 21º centígrado.
Simplificando la fórmula de Dolvear, para averiguar la
temperatura en grados centígrados, se deben contar los chirridos del grillo
durante 8 segundos y sumarle cinco, aunque este método reducido solo funciona
para temperaturas entre 5 y 30 grados.
En el año 2.007, la doctora Peggy LeMone, realizó un estudio
de la Ley Dolvear, descubriendo una fórmula para calcular los chirridos del
grillo en grados Fahrenheit.
Según los estudios de LeMonde, es curioso que los grillos
también nos dan la temperatura en grados Fahrenheit, simplemente contando sus
chirridos durante 15 segundos y sumándole 37.
A mayor calor hace, más cantan los grillos.
En realidad todos los animales de sangre fría realizan sus
funciones a mayor velocidad, cuanto mayor sea la temperatura ambiente, a causa
de fenómenos químicos, puesto que las reacciones químicas de los organismos
vivos generalmente se producen más rápidamente a mayor temperatura haya en el
lugar donde se realiza esta reacción.
Esta relación entre la velocidad de las reacciones químicas
y la temperatura, fueron descubiertas en el año 1.889, por Svante August
Arrhenius, físico y químico suizo.
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario