En esta ocasión os comentare otra fábula de Esopo.
El oso y la zorra.
Se jactaba un
oso de amar a los hombres vivos por la razón de que no le gustaban los
cadáveres.
La zorra le
replicó:
-- ¡Quisieran
los dioses que destrozaras a los muertos y no a los vivos!
Si quieres mejorar algo que funciona, tómalo como base inicial, sin dañarlo, y no como material de desecho.
Que mejor ejemplo que por el interés te quiero…
Cuantas veces destrozamos los sentimientos de los
demás para no conseguir nada, solo con el propósito voluntario o involuntario
de hacer daño por hacerlo.
Es a lo que me refiero en muchas ocasiones escribiendo
sobre el comportamiento humano que con sentimientos como pueden ser la ira, la
envidia, la rabia, el odio, etc.
Con estos sentimientos tan sólo conseguimos
amplificarlos y desarrollarlos con las personas con las cuales nos rodeamos, la
cuales han de ser mayoritariamente responsables de nuestra felicidad o
infelicidad.
La mejor forma de desarrollar nuestra felicidad y la
de los que nos rodean, es desarrollando antes nuestro cerebro y saberlo
controlar para que este pueda dominar todos estos sentimientos negativos.
Normalmente con los sentimientos negativos, nada
conseguimos, a parte de alguna úlcera…
Con los sentimientos negativos generamos mal estar a
los que nos rodean (a pesar de que algunos se lo puedan merecer) pero si
nosotros no conseguimos nada desarrollando estos sentimientos… ¿para qué
desarrollarlos y alimentar nuestra incipiente úlcera así como nuestro grado de
infelicidad?
De la misma forma, el sentimiento de rabia, en
ocasiones, nos hace golpear o arrojar cosas, por la simple razón que no
funcionan o la razón de que estamos alterados nosotros por algo.
¿Qué conseguimos con ello? Posiblemente romper la
“cosa” que golpeamos o arrojamos, hacernos daño al golpear la “cosa” y
quedarnos con el motivo de nuestra rabieta.
Ciertamente, ante un problema o una disputa se ha de
hablar y solucionar el problema.
En ocasiones, es mejor dejar pasar un rato hasta que
la parte o las partes alteradas se tranquilicen y ambas partes dominen su
cerebro sin que les afecten los sentimientos negativos, pero acto seguido se ha
de razonar el problema intentando acercar puntos de vista si esto es posible,
en caso negativo, defender nuestra posición sin olvidar respetar la opinión del
otro, aunque puede que el otro no tenga razón o también puede que al rato o a
los pocos días descubramos que el que no tenía razón éramos nosotros.
Como decía la enseñanza de la fábula…
Nunca pienses en destruir a los que te rodean.
Si quieres que algo funcione, simplemente, cuídalo,
toma lo bueno de ello y no destruyas ni lo que te rodea, ni quien te rodea.
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