En el año 1.769 William Cullen, bautizo a esta
enfermedad que produce trastornos sensoriales y motores, generada por el
sistema nervioso.
En psicología clínica, se refiere a trastornos
mentales, los cuales distorsionan el pensamiento racional y las relaciones a
nivel social, familiar y laboral.
La neurosis consiste en una alteración de la mente que
se caracteriza por un alto grado de ansiedad.
El miedo y las obsesiones, relacionadas con factores conflictivos
personales o ambientales, dominan al afectado y le generan un verdadero
padecimiento psíquico.
El uso popular del término, lo define como sinónimo de
obsesión, excentricidad o nerviosismo.
El pensamiento neurótico, consiste en un conjunto de diversos
errores de la mente, unido a los resultados de dichos errores, lo cual hace la
pelota cada vez un poco más gorda.
Las personas hipersensibles están predispuestas a
sufrir neurosis, al padecer una gran emotividad, suelen padecer sentimientos de
culpabilidad, les afectan muchos las tensiones emocionales y las situaciones
impactantes (disgustos, peleas, accidentes…).
Suelen dar mucha importancia a hechos a situaciones
poco importantes, pero que ellos les dan una importancia exagerada.
El pensamiento correcto y lúcido nos afirma nuestra
personalidad, nos hace relacionarnos correctamente y nos hace sentirnos bien.
El pensamiento neurótico, consiste en un pensamiento
incorrecto, a la vez que oscurecido por los errores de la mente, puesto que
estos errores no dejan ver la realidad con claridad por lo cual se reacciona
incorrectamente.
Las causas del pensamiento neurótico, son debidas al
incorrecto desarrollo de la persona, el centro del problema hay que buscarlo en
el subconsciente donde los automatismos mentales imperan.
La mayoría de las personas no tienen una mente
completamente desarrollada (todos tenemos zonas erróneas en nuestra mente),
estos errores van fragmentando el ego, pero si la persona en cuestión es
inmadura y fragmentada, tiene conflictos internos y contradicciones, todo esto
es un perfecto caldo de cultivo para detener su autodesarrollo, y sus fuerzas
se quedan divididas.
Cuando los conflictos interiores de la mente se
acentúan, la persona puede llegar a sentir ansiedad, abatimiento, angustia…
Cuando una persona no está con su mente bien
amueblada, sus vínculos afectivos serán insanos, pudiendo desarrollarse tanto
el sentimiento del despego, como el de docilidad, el de dominio, o una mezcla
de todos ellos.
Si la mente no se consigue ordenar y dominar, aparecen
también los sentimientos de inseguridad, miedo, hostilidad, angustia,
desconcierto y malestar.
Cuando tenemos toda esta amalgama de sentimientos es
cuando aparecen las tendencias neuróticas.
Cuando la persona neurótica, intenta reconducirse y
solucionar todos estos errores mentales, normalmente sus soluciones suelen ser
inmaduras y neuróticas.
Algunas personas neuróticas, intentan afirmar su
personalidad mostrando su deseo de poder y agresividad, otros su inclinación a
depender de los demás, otros se muestran arrogantes y déspotas, otros se
recubren de frialdad con el mundo, otros buscan la fama y la gloria, otros se
inventan un yo ideal, anulando su propio yo real, etc.
Estas personas en unos casos se apoyan en la
autocomplacencia, mientras otras se auto exigen, pero ninguna de estas
tendencias son reflexivas, ni maduras, consisten en simples reacciones
compulsivas e inevitables para estas personas.
Para solucionar la neurosis es necesario reeducar el
pensamiento, aprender a dirigir la mente, en lugar de dejarla reaccionar a ella
solita con su automático.
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